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  • Miguel Sabido conocido dramaturgo y director teatral en

    2019-04-29

    Miguel Sabido, conocido dramaturgo y director teatral, en un breve texto titulado “Un testimonio personal” hace un homenaje ras inhibitor quien fuera su maestra y guía durante sus años estudiantiles y a quien escribiera entre otras, , obra que junto a son a su juicio “las cuatro obras maestras paradigmáticas del teatro mexicano del siglo ” (35). Alude a otras obras de Luisa Josefina dirigidas a la formación de jóvenes actores como y su versión para adolescentes del . Explica que si hubiera habido la posibilidad de grabar las excepcionales clases y talleres de la maestra Luisa en medios audiovisuales constituirían hoy en día “el acervo más rico y profundo del análisis del teatro en lengua castellana” (36). Recuerda su paso por el Seminario de Hernández, así como las obras —sobre todo pastorelas— que escribió y dirigió bajo su método y su estímulo. Aún más, a propuesta de Luisa Josefina, Miguel Sabido se atrevió a construir una importante teoría, la Teoría del Tono, que le ha dado muchos rendimientos en lo académico y en lo creativo. El texto de Fernando Martínez Monroy, alumno también de Luisa Josefina Hernández y profesor de Literatura Dramática en la Facultad de Filosofía y Letras, titulado “La técnica realista en dos obras de Luisa Josefina Hernández: y , es un análisis profundo del proceso creativo, el tono, el estilo y los géneros del realismo que la dramaturga emplea en dichas obras. Siguiendo el método de Luisa Josefina, el autor hace una breve descripción sobre qué se entiende por cada uno de tales aspectos, así como observaciones teóricas fundamentales de dicho método. Es el caso del efecto realista en las obras. Así, parafraseando a Luisa Josefina señala que “la acción realista será mostrada a partir de material , es decir, sujeta a un mecanismo de causa-efecto ‘que ha de darnos inevitablemente la equivalencia con la realidad’” (42). Completa Martínez Monroy señalando cuáles son los géneros realistas: tragedia, comedia y pieza. Su artículo se centrará en este último género dramático, resaltando la trayectoria de su desarrollo desde Turgeniev y luego por Chéjov, sobre todo en cuanto al tratamiento del personaje, a su ductibilidad. Esta idea es aplicada por Martínez al análisis de y, en un segundo momento, a , obras que, señala, constituyen un díptico y cuyo antecedente directo es de la misma Luisa Josefina Hernández. Termina Fernando Martínez Monroy haciendo énfasis en la claridad, perfección y eficacia de la obra de Luisa Josefina Hernández y del campo todavía inexplorado que constituyen sus novelas y dramas. En cuanto a sus aportaciones a la teoría dramática, en el capítulo “Algunas aportaciones de Luisa Josefina Hernández a la teoría dramática” Felipe Reyes Palacios señala que luego de su experiencia de profesor de Historia de la Crítica Dramática, es que puede hablar del sistema de enseñanza de Luisa Josefina Hernández, quien fuera su profesora en la Facultad de Filosofía y Letras de la . Alude a su contribución a la docencia y a la teoría dramática que siempre estuvieron “inextricablemente enlazadas” (60), reiterando una vez más la falta de un libro general que contenga su legado crítico y didáctico, y las aportaciones fundamentales con respecto a teóricos anteriores, de las cuales se atreverá a hablar en su texto. Alude a los inicios de la escritora y dramaturga como sucesora de Usigli y como alumna del célebre Eric Bentley, autor de uno de los libros clásicos sobre el teatro, , teóricos a quienes ella matiza y reelabora haciendo importantes aportaciones. Entre ellas está uno de sus postulados de carácter general como es el de la naturaleza de los géneros dramáticos que Luisa Josefina ayudó a precisar de acuerdo “a una orientación específica que determina su gestación, su alumbramiento y su realización” (60), lo cual ha derivado en la “concepción anecdótica, la temática, la formal y la lógica” (61) que corresponden a los siete géneros dramáticos. Sobre esta base el articulista apunta las innovaciones que en este sentido aportó la dramaturga, por ejemplo respecto al carácter del drama en contraste con la tragedia, el replanteamiento del género de la farsa y sus tipos, incluyendo las obras de Beckett. En este sentido, el investigador habla del último libro de Luisa Josefina Hernández, publicado por la Facultad de Filosofía y Letras de la , , precisamente dedicado al análisis de dos obras torales del irlandés () que la condujo a una recapitulación general acerca de ese género y a hacer propuestas teóricas interesantes como la de la “sustitución” que Reyes considera absolutamente original y totalmente pertinente. Juan Tovar, dramaturgo y crítico teatral presenta en su texto “Los siete géneros”, la teoría que aprendió durante su paso por las aulas de la maestra Luisa Josefina Hernández y cuyas lecciones no obstante su continuo estudio y aplicación por directores y actores en talleres y escuelas de teatro, no hay hasta el momento un libro de la dramaturga que las recoja. El “esquema” que ofrece, dice, data de su época de estudiante con Luisa Josefina y ahora intenta explicar las dudas que surgieron cuando escribía su primer drama. Tovar incluye un bien estructurado cuadro que contempla cinco aspectos que deben contemplarse al analizar una obra teatral: género, enfoque, concepción, función y dinámica y luego, una explicación sucinta sobre los siete géneros dramáticos (la tragedia, la pieza, la comedia, el melodrama, la tragicomedia, la obra dramática, la farsa). Por ejemplo, cuando al describir la tragedia señala que es “un género realista de concepción temática; esto último quiere decir que al poeta le preocupa, más que la acción en sí, el sentido de la acción, su significado” (72). Basado en las ideas de Luisa Josefina, el articulista identifica tres tipos de tragedia. Pasa luego a las demás definiciones de los géneros poniendo ejemplos concretos de obras dramáticas para cada clasificación. Termina su texto Juan Tovar abordando el problema de la pervivencia de la “comedia antigua” en otros géneros mixtos como la “tragifarsa” o “tragicomedia exacerbada” (76).